viernes, 18 de febrero de 2011

El pulpo mimo o pulpo imitador

El pulpo mimo o pulpo imitador (Thaumoctopus mimicus). Se trata de un pulpo que tiene la extraña habilidad de imitar a otras criaturas del mar. Mide hasta 60 cm de longitud, es de color marrón y blanco con rayas o manchas sobre su cuerpo. Vive en los mares tropicales del sudeste de Asia, y no fue oficialmente descubierto hasta 1998, frente a la costa de Célebes. Este pulpo es capaz de imitar la apariencia física y los movimientos de más de quince especies diferentes, entre las que cabe destacar la serpiente marina, el pez león, el pez plano, la estrella de mar, el cangrejo gigante, la concha marina, la raya, la platija, la medusa, la anémona y el camarón mantis. Estas imitaciones las logra flexionando su cuerpo y extremidades, y variando de color. Muchas especies de pulpo son extremadamente flexibles. Por ejemplo, un pulpo del tamaño de un balón de voleibol puede comprimir su cuerpo hasta el tamaño de una lata de bebida. Este grado de flexibilidad ayuda a explicar cómo es capaz de imitar a tantos diferentes tipos de animales. Aunque todas las especies de pulpo tienen la capacidad para cambiar el color y la textura de su piel (muchas especies se pueden mezclar con el suelo marino y parecer como rocas), el pulpo imitador es la primera especie de pulpo conocida que imita otras especies marinas.
En base a las observaciones realizadas, se cree que el pulpo imitador puede decidir qué animal va a imitar dependiendo del depredador que le está acechando. Por ejemplo, cuando el pulpo imitador está siendo atacado por peces damisela, se observa que el pulpo adquiere la forma de una serpiente marina rayada, que es un depredador del pez damisela. El pulpo imita a la serpiente marina rayada adoptando un color negro y amarillo, enterrando seis de sus extremidades, y agitando sus otros dostentáculos en direcciones opuestas.



Las mantis marítimas tienen una vida larga y muestran comportamientos complejos, como la lucha ritual. Algunas especies usan los patrones fluorescentes en sus cuerpos como señales para su propia especie y tal vez incluso para otras, ampliando el área de distribución de sus señales de comportamiento. Tienen habilidad para aprender y recordar bien y son capaces de reconocer los individuos vecinos con la que frecuentemente interactúan. Puede reconocerlos por los signos visuales e incluso por su olor particular. Muchas han desarrollado un comportamiento social complejo para defender su territorio de los rivales.


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