domingo, 27 de marzo de 2011

Todos con Japón

La tradición dice que a quien realice mil grullas en forma de figuras de papel (origami), los dioses le concederán un deseo. Las grullas de origami -un sencillo ejercicio de catorce movimientos de papiroflexia- se convirtieron en un emblema tras la Segunda Guerra Mundial gracias a Sadako Sasaki. Esta niña sólo tenía dos años cuando cayó la bomba atómica en su ciudad, Hiroshima, y parecía que no le había afectado. Pero cuando tenía nueve años se le detectó una leucemia, causada por la radiación de la bomba. Cuando ya estaba en el hospital, una amiga le regaló una grulla de papel y le contó la leyenda. Ella empezó entonces a construir grullas, pero falleció cuando tenía 644 figuras, en octubre de 1955. Los amigos de Sadako acabaron las grullas de papel y empezaron a recoger dinero para construir un monumento. De ahí surgió la estatua del parque de la Paz, en Hiroshima, la de una niña que levanta con sus brazos una grulla. Desde entonces, cada 6 de agosto, día de la Paz, los niños dejan sus figuras de papel a los pies del monumento, donde se puede leer:


"Este es nuestro grito, esta es nuestra plegaria: paz en el mundo"


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