En 1989 el doctor Robert Ballard y su equipo descubrieron la tumba del Bismarck en los abismos, a más de 4.790 metros de profundidad. El pecio está en posición normal, sobre la ladera de una montaña abisal llamada Porcoupine. Está prácticamente de una sola pieza, con su línea de flotación hundida en el limo. No están, sin embargo, las torres artilleras principales de 380 mm, que se desencajaron de la nave cuando ésta zozobró para hundirse. El puente de mando está separado de la nave y en posición invertida sobre la cofa.
En 2002 el pecio fue nuevamente estudiado por el cineasta James Cameron, que lo filmó sirviéndose de los batiscafos rusos Mir y ROV (Remotely Operated Vehicle, vehículo operado a distancia), ya usados en la filmación de los restos del Titanic.
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